viernes, 10 de mayo de 2013


¿QUÉ GANAMOS CON EL MERCOSUR?

                Cuando era un niño pequeño, allá por inicios de la década de los años noventa, una noche mirábamos en familia el telediario mientras tomábamos nuestra acostumbrada cena; en eso recuerdo que apareció en la pantalla del televisor las imágenes de unos viejos conocidos que tantas promesas nos hicieron y tan poco cumplieron: Lacalle Herrera, Menem, Rodríguez y Cardoso, abajo se leía un subtitulo indicando la firma del Tratado de Asunción y con esto el inicio del Mercado Común del Sur.
                Recuerdo que entre los productores era algo tan anhelado, era dejar para siempre atrás las barreras y obstáculos que tuvimos en toda nuestra historia, ya desde épocas de la colonia, como nación, para tener un libre comercio con el mundo y no estar a disposición de los caprichos de la Casa Rosada o de Planalto, por fin Paraguay podía exportar “alimentos para el mundo” como se leía en el anverso de la moneda de diez guaraníes, sin embargo, cuando esa noche ví el rostro de mi padre –en ese entonces, un cincuentón iraní que había viajado mucho y había venido a parar a nuestra nación- con un semblante sombrío, mi curiosidad natural de niño me inclinó hacia él y le pregunté: Papá, ¿Qué es el Mercosur?, a lo que el respondió: “Hijo, el Mercosur es un espejito que le quieren vender a Paraguay, no le conviene a tu país.”
                Con lo poco que podía entender a los cinco años de edad algo así, rápido lo olvidé, sin embargo, hoy vino a mi mente este recuerdo, más vigente que nunca. Más de veinte años después de la firma de este tratado, hemos retrocedido en vez de avanzar, se han cerrado fabricas y se han roto sueños, se han privilegiado solo unos pocos y el resto ha padecido despojos y hambre.
                No le conviene a tu país, ahora lo entiendo, el Mercosur como unión aduanera fue un acuerdo nefasto, pues permitió que dos economías muy grandes y mucho más industrializadas que la nuestra, las de Argentina y Brasil, puedan hacer un librecambio beneficioso, pero Paraguay, fundamentalmente productor de comodities , con una producción manufacturera meramente testimonial y casi extinta, solo nos dedicamos a criar vacas y plantar soja, por decirlo de un modo vulgar; multinacionales del sector establecieron en nuestra república sus centros de operaciones, la ARP se erigió como el gremio más importante del país, junto con los productores sojeros (no veo nada malo en esto), y el Estado, el bendito Estado, se empecinó en seguir al pie de la letra las recomendaciones de política neoliberal pregonadas a viva voz por el FMI en los noventa.
                El mismo organismo recomendaba a los países menos desarrollados a dejar que la oferta y la demanda controlen toda la economía, hablaban de cero intervención estatal, privatizaciones, integración en bloques de libre comercio y la tan repetida frase “desregulación”, etcétera, había todo un léxico para las prácticas neoliberales. Una que siempre recuerdo es que se demonizaba la práctica económica de defensa de los productos del país y la llamaban “proteccionismo”.

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