sábado, 16 de junio de 2012

EL DÍA DESPUÉS DE CURUGUATY


EL DÍA DESPUÉS DE CURUGUATY

Todos nos hemos hecho eco en mayor o menor medida de los tristes y lamentables acontecimientos de la zona de Curuguaty el día de ayer, a todos nos incumbe y nos afecta el hecho en sí y las repercusiones del mismo más que probablemente tendrán efecto de forma casi segura en el futuro de nuestra Patria.
El acontecimiento en sí es sumamente indignante, una indignación más a nuestras conciencias, es una gota más al vaso que hace tiempo se llenó, y ahora se colma y derrama a borbotones. El trato mediático que se dio de los sucesos es aún más lamentable y reprochable: en ningún canal de televisión que haya visto, ningúna emisora de tv, ningún periódico o medio impreso y tampoco ningún portal de noticias de internet se escucha versión alguna de los “campesinos”, y los llamo “campesinos” entre comillas, por que más que labriegos u hombres de campo parecían soldados o mercenarios, a modo de muyahidines de una causa, que me interesa de sobremanera conocer, se entregaron en una oscura escaramuza en la mañana de ayer con toda la rabia, el miedo, la furia, el dolor y la tristeza que imagino puede sentir alguien que experimenta su bautismo de fuego.
Un sabio dijo “aquellos que anhelan la guerra es porque no la han experimentado ”, esto nos abre varias interrogantes: ¿qué es lo que realmente quería este grupo de personas?¿realmente son campesinos sin tierra?¿por qué abrieron fuego inmediatamente sin mediar palabras?, en esta última pregunta: ¿realmente no hubo mediación?. Es deber nuestro cuestionarnos, y no engullir todo el material que nos presentan como si fuera la verdad indiscutida, es nuestro deber profundizar y averiguar con avivado interés que es lo que realmente ocurrió el viernes por la mañana.
Resulta asimismo, controversial el hecho de que a todas luces, y sin mediar presunción de inocencia, el grupo supuestamente ocupante de tierras privadas del grupo empresarial de la familia Riquelme, de los cuales, una vez más, tenemos serias dudas de su origen moralmente correcto, hayan sido acusados de asesinos, paramilitares, de miembros de una guerrilla, y muchos otros motes que la prensa local e incluso internacional se encargó de propagar.
El móvil del enfrentamiento, señores, no es otro más que la miseria y la pobreza y la postración que sufren nuestros compatriotas, tanto del campo como de la ciudad. Muchos culparon al Presidente Lugo, muchos culparon al Ministro del Interior Fillizola, muchos trataron de capitalizar los acontecimientos para salir airosos de situaciones que días atrás los tenían en la mira de todo el país.
No es nada nuevo que haya gente sin hogar, sin rancho, sin un pedazo de tierra para su sostén: recordemos que más del 90% de las tierras cultivables y/o explotables en nuestro país, así como el 90% de la riqueza y el capital del mismo se encuentran en manos de una minoría mezquina y oligarca que constituye menos del 10% de la población. La inmensa mayoría en Paraguay no es dueña ni de sí misma, no tienen casa, ni autos, ni comida ni ropas ni atención médica, aunque algunos si vivan bajo un techo, o vayan al dentista, o incluso manejen un auto japonés usado NO SON DUEÑOS DE NADA, solo son eternos deudores, víctimas de un sistema concebido para el progreso y la libertad individual de los seres humanos, que hoy ha sido
pervertido hasta el tuétano. El incidente Curuguaty es solo el vómito de un Paraguay que viene soportando años de indigestión de tanta desigualdad.
Los que creen que esto es nuevo, lamento decirles que deben revisar sus puntos de vista, no señores, esto no empezó con Stroessner o con Wasmosy como algunos piensan, ni mucho menos con Duarte Frutos o Lugo, esto viene desde que el Centauro de Ybycuí tomó la decisión de vender la mayor parte de las tierras estatales paraguayas a empresas inglesas, allá en las postrimerías del siglo XIX, cuando aún se sentía el aroma putrefacto de los caídos en la Guerra de la Triple Alianza.
Un hecho no menos bochornoso es el modo en como apoteósicamente se presentó a las fuerzas policiales como grandes héroes sin igual que luchan por la paz y la justicia en el Paraguay, cuando apenas quince días atrás eran todos hijos de Satán, inescrupulosos y codiciosos coimeros, delincuentes de uniforme que competían sin igual hasta con el más burdo ladrón de gallinas. Por favor señores, no seamos falsos profetas, no nos rasgemos las vestiduras cuan José Caifás indignado; seamos crudamente honestos con nosotros mismos, el pueblo en general, tanto los ocupantes de las tierras curuguateñas como las fuerzas policiales intervinientes son manipulados groseramente por quienes ven afectados sus intereses.
Lo paradójico del caso es también como días atrás el gran villano eran los diputados, y ahora nuevamente pasan desapercibidos entre el resto del país, como si fuera que ellos, con sus acciones, matan más gente que 100 CURUGUATÍES. Ellos son los verdaderos delincuentes que para mantener un estilo de vida pomposo y derrochador obligan a la población a verse forzada a recurrir a la delincuencia para evitar morir por inanición, ellos son los que son esclavos del dinero y son perritos falderos de los grandes dueños, amos y señores que se sirven hasta de estos pseudo-legisladores.
Piensen, lean, instrúyanse, comenten, toleren, escuchen. Curuguaty es solo la punta del iceberg de la situación de un país atrasado en general, por tener una economía agraria, un modelo de colonia, que lo único que genera es más población pobre que calidad de vida, no seamos ciegos, de una vez por todas, no dejemos que nos digan que pensar, seamos nosotros mismos quienes construyamos nuestro Paraguay pujante y avanzado, como dijo John F. Kennedy: “No preguntes que puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país”.
Gasam Toutounchi Ruiz