viernes, 4 de mayo de 2012


LA MEJOR REMESA

Por todos es conocido el fenómeno de emigración masiva desde Latinoamérica hacia Europa y los EE.UU. en las últimas dos décadas y que cada año que transcurre parece manifestarse con mayor fuerza, a excepción de los años en que las últimas crisis económicas globales afectaron a las economías de estos países.
Básicamente, los llamados países del primer mundo experimentaron a lo largo de todo el siglo XX un aumento progresivo de la calidad de vida de sus habitantes, reducción de la pobreza, expansión del alcance de la salud pública y por ende: control de natalidad, reducción paulatina de la tasa de nacimientos, aumento en la expectativa de vida y como efecto de esto último: una población más envejecida y numerosa.
Una población caracterizada por ser más vieja, se caracterizará por necesidades bien específicas, como por ejemplo necesitar más enfermeras y profesionales de la salud que en otros países, como los nuestros en Latinoamérica.
El hecho notable es que la necesidad económica, la falta de oportunidades de empleo y el deseo –inherente a toda persona humana en sus cabales- de mejorar sus condiciones de vida; obligó –y probablemente lo seguirá haciendo- a cientos de miles de compatriotas a dejar su tierra natal y aventurarse al otro lado del “gran charco” hacia España por ejemplo, donde van solamente a trabajar en puestos en los cuales no se requiere una formación académica muy especializada o conocimientos superiores a la educación media, como oficios y empleos no muy técnicos o profesionales, generalmente; sin las mínimas garantías laborales, bajas remuneraciones, y totalmente desprotegidos, ya sea por las leyes del país a donde migraron, así como de las ineficientes embajadas de sus países de origen.
Con una historia migratoria de casi dos décadas de forma generalizada y masiva en Paraguay, el problema del atraso, la falta de objetivos claros como nación, inestabilidad política, corrupción, permisividad en los estudios, desde el jardín de infantes hasta el postgrado, etcétera, no se han solucionado y lo peor es que ni hay visos de solución en un futuro cercano.
Ahora, podría existir una forma de “doblar” la migración y enfocarla más hacia nuestros objetivos como país, sin descuidar nuestros intereses económicos personales –que no tienen nada de malo- , una forma importante sería aprender los buenos usos y costumbres, por ejemplo de la sociedad norteamericana; aprender es la palabra clave: aprender, aprender y aprender.
Es esencial, por ejemplo, que los profesionales técnicos (ya sean estos empíricos o con formación académica) de todas las artes, oficios, ciencias y técnicas que decidan emigrar y emprender alguna actividad económica tras nuestras fronteras, comprendan, aprendan y comuniquen sus conocimientos e ideas adquiridas en el extranjero a sus pares en nuestro país, en un proceso en el cual podremos ir generando internamente nuevas opciones de empleo y sostenibilidad y hacer de una buena vez por todas que valga la pena para el país los viajes que realizan nuestros compatriotas para obtener el sustento diario.
El dinero es un factor sumamente importante, pero ni de lejos es el principal; solo ocupa un lugar más sin ningún destaque entre los factores de la producción. Por eso, compatriotas que están en el extranjero trabajando para ayudar a nuestro país, si tienen la oportunidad, capacítense, estudien y transmitan no solo el dinero que con tanto sacrificio ganan, sino también lo que aprendan.
Y si vuelven a Paraguay, apliquen lo mejor que aprendieron y mejórenlo, todas las cosas productivas y buenas debemos usarlas en beneficio de nuestro país, y por antonomasia de nuestros hijos.
No gasten, inviertan. No trabajen, produzcan. No compren autos importados de Chile, celulares chinos cada seis meses o textiles asiáticos de baja calidad. Consuman con moderación y de preferencia productos locales, inviertan en la formación académica de sus hijos, creen sus negocios, empresas y servicios.
La mejor remesa no es aquella que llega por Western Union, la mejor remesa, repito, es aquella que se transmite de padres a hijos, nietos, sobrinos, amigos, colegas

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